Hoy quisiera dormir muchos días.
Y despertar y encontrar todo arreglado.
Que un mecánico entre en mi corazón: lo aceite, le cambie tornillos, lo ajuste, le haga servicio completo...(de ninguna manera cambiarlo, no está desbielado)...
Nunca había llorado lágrimas débiles. Rendidas.
Hoy lo hice.
Llorar sin ganas, sin energía.
Es la peor forma de llorar. Sin personalidad, sin fuerza.
Derrotada...
Mi esperanza se centra en que mañana es otro día.
Mañana, cuando salga, veré un amanecer que por un segundo me hará olvidar todo esto...
Y el valor de esos segundos, no tienen precio que pueda pagarse...
Y en dos días, la selva, -como dice mi amigo Chino-, me hablará desde sus entrañas. Y me guiará con sus lianas.
Y espero, que mañana, esa fuerza que siempre tengo, amanezca conmigo.
Es mi único deseo por hoy...
No es tan difícil. Digan que no. Todos, digan que no.
Que los Druidas y las Gitanas me acompañen en silencio, y me enseñen a cuidarme...
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