jueves, 25 de marzo de 2010

Agua


Aqua quebrantadita, decía mi abuelo: quería decir simplemente agua tibia.
Con esa agua tomaba sus miles de medicinas.
Doña Mela hervía agua, y completaba el vaso con un chorrito de una jarra que estaba en una repisa, junto a otra del mismo tamaño que tenía siempre agua de limón con chía.
Desde entonces, casi puedo jurar que he bebido dos, o tres veces agua de limón con chía.

Agua de lluvia. Como la que quiero algún día ecológicamente guardar en alguna azotea de alguna casa que sea mia, mia, mia. Con un jardín con hierbas de olor y hortalizas para regar con una regaderita de hojalata. Para en el verano, con lluvias, ponerme unas botas de plástico tan ridículas como esas que venden los gringos en Target, que siempre he querido comprar y nunca lo he hecho: blancas con catarinas, o verde claro con ranas verdes oscuras, o rosas con corazones rojos, o azules con gotas de lluvia en azul marino.

Agua de vida. Eau de vie. Como una botella que hubo durante años en casa de mis papás, en un mueble con otros licores extraños, que tenía una pera dentro. Era muy francesa, traida por mi mamá alguna vez, y por mucho tiempo nadie quiso beberla. Estábamos todos maravillados con la pera dentro. Sentíamos que si alguien la abría, un encanto se iba a romper, o una maldición se iba a conjurar tal vez.
Finalmente, algún adolescente de los cinco, o probablemente los cinco, y mi papá, y mi mamá también, bebimos esa agua de vida con una pera dentro.
Y no recuerdo que haya sido algo exqusitamente inolvidable.

El agua de los domingos. Esa tan azul, que me toca, me abraza, me hace reir. Me pone feliz. Donde lo que mas me gusta es nadar como Omar dice, "nado en estado zen": sin hacer ruido al bracear, ni al patear...Como caminar de puntitas, ahogándote la risa cuando alguna vez llegaste tarde, sin permiso, con una deliciosa borrachera quebrantadita de alcohol, de diversión, de vida. Así.
Como el agua azul primavera. Como el agua azul, en la que de un clavado ves mil rayos de sol, y la mirada de los árboles que la rodean, y sientes alguna nube perdida por el cielo que está tan perdida que no se vé por ningún lado en un cielo igual de azul que el agua.

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