¿Cómo es que de un momento a otro una presencia sale del alma, de la vida, sin dejar rastro alguno?
No entiendo.
Parece que así como de repente se cae enamorado, sin previo aviso, tal vez...bajándote de la cama un día, así, igual, el enamoramiento se desintegra.
Así pasó.
En el momento de la verdad, en vez de llorar amargamente sabiendo que estaba enamorado de una mujer, la liberación se apoderó de mi cuerpo y alma.
Y ya han pasado muchos días...Los primeros esperaba el tropezón de bruces al suelo, la caida inminente...
Hasta que pasaron más y más días, y al contrario de la caida, era una elevación cada vez más alta, flotando en una constante paralela a las nubes y a las rayas del asfalto...
Y otro día, y otro, hasta que se sumaron varios...
Y otros más.
Sin necesidad de que llegara otro personaje a ocupar ese lugar en el alma, entre las auroras boreales...
La conclusión es una sola:
Estaba en un error. No fué enamoramiento...fué encaprichamiento...
(y hay un mundo de diferencia entre una y otra...)
Que la paz sea con mi alma y cuerpo...porque la guerra está en el suyo, y es constante e infinita según parece ser...
(Mago..., me gustaría poder hacerte magia para que no sufras, porque la tuya es un alma en pena...)
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